
Una caída acaba con la existencia como deportista de Andi Wittmann y lo lleva por otro camino a ponerse de pie
Con un dolor inimaginable, numerosas roturas y cuatro meses en silla de ruedas, la vida profesional de Andi parecía haber llegado a su fin. Fue un tiempo de mucho dolor, fustración y lágrimas. "Estaba en una situación realmente mala, pero aún así no quería venirme abajo, así que esperé a ver cómo funcionaban las cosas." Luego de un tiempo, Andi recibe de un colega deportista una silla de ruedas especial - y pronto empieza a moverse de arriba a abajo, incluso animandose a hacer acrobacias. Se compra una bicicleta de mano y empieza a ponerse en forma, y finalmente cuando pudo ponerse de pie apuesta por algo que siempre había rechazado antes, una bicicleta eléctrica.
Aunque había rechazado las bicicletas eléctricas de forma categórica e incluso le había dicho a su compañero Guido Tschugg que el nunca subiría en una bicicleta eléctrica; la caída cambió su pespectiva. “Eso fue para mi un verdadero apoyo, poder subir a las montañas sin ayuda, estar en la naturaleza. Puedes ir totalmente libre, algo que no me lo podía imaginar. Voy con la bici continuamennte por terrenos donde no sé si habrá salida. Pruebas y descubres libremente nuevas cosas."
OTRO DESCUBRIMIENTO: LA BICICLETA ELÉCTRICA COMO MÁQUINA DE ENTRENAMIENTO
Casi de forma impensada descrubrí la bicicleta eléctrica como máquina de entrenamiento. Ahora puedo subir 2.500 metros de altura con un pulso perfecto y entrenar la técnica en los trails. Nunca había pensado que una bicicleta eléctrica pudiera ser tan ágil y no te das cuenta que llevas un motor colgando, la geometría es increíble”. Ya sale en el Bikepark en Samerberg y hace pequeños saltos y escucha los comentarios que el mismo hacía a los que montaban en bicicleta eléctrica.